miércoles, 8 de octubre de 2008

FUERTEVENTURA EN 2 RUEDAS

Fuerteventura es una isla extraña, que te atrae por las mismas razones por las que desearías escapar de allí; por los desiertos que te capturan, por la calma, por el silencio que lo envuelve todo. Por esas montañas rojas y duras, esas dunas doradas, ese mar turquesa; por zonas calmado y tranquilo como un lago, por zonas bravo, Atlántico puro.

La hemos visitado ya varias veces, es nuestro remanso de tranquilidad, sol y sal; pero en esta ocasión quisimos descubrirla un poco más, perdernos por sus innumerables carreteras secundarias, dejar que sus paisajes nos hablaran en silencio.

Hacer kilómetros a nuestras monturas, dejar que el sol que cae a plomo y el aire salino que la refresca nos empapara.

viernes, 14 de marzo de 2008

TAMBIÉN SOBRE MOTOR, ¿POR QUÉ NO?



Nos fuimos a dar una vueltecita en moto. Pero no os penseis que somos locos y vamos rozando la oreja en el suelo del asfalto. La vueltita, se alargó un poquito. Tanto que casi que nos recorrimos la isla de Fuerteventura de lado a lado. Hizo muy buen tiempo y además no hizo presencia el fuerte viento por el que es famosa la isla, asi que disfrutamos de agradables paseos en moto. La sensación de libertad sobre la máquina, recorriendo carreteras de un lado a otro, parándonos donde nos apetece... ahis. Ya tengo ganas de salir otra vez. Te diviertes, te lo pasas bien y disfrutas de las dos ruedas en largas rectas y ¿cómo no? en sus tramos de curvas que también los hay. Lo mejor es parar en un buen restaurante y comerte un buen pescado fresco, sentarte a tomar un café en alguan terraza, charlar y después continuar a quemar rueda... siempre con precaución , eh!. Sólo un consejo, en Fuerteventura hay que tener cuidado con los cambios de rasante seguidos de curvas cerradas.

Por cierto, hoy es día 14 de marzo de 2008. Hace tan solo poco más de una hora que L. ha aprobado su carnet de moto. ENHORABUENA!!!

UN RAID DE AVENTURAS


Va llegando el día, y la emoción te va embargando, poco a poco, llevándote a ese estado de excitación que está entre el respeto a lo desconocido y las ansias de conocerlo.
Sabes que será duró, que tendrás que llevar tu cuerpo a los límites de tu estado de entrenamiento, pero también sabes que disfrutarás de cada momento, de cada segundo.
Correr, pero no por el simple hecho de hacerlo, sino con un objetivo fijo, encontrar las balizas, usando tus conocimientos sobre cartografía y orientación. Esa baliza que se resiste, que debería estar ahí y no aparece. El tiempo pasa rápido y aun te quedan muchos puntos de control que pasar para por lo menos no acabar con el orgullo herido. De repente, mientras bajas por laderas imposibles… ¡mierda un río! Justo en el momento en que el sol se ha ocultado tras una nube y la temperatura baja considerablemente. Buscas un lugar donde vadearlo y por fin cuando lo has encontrado, ¡zas! resbalas y acabas totalmente empapado. Reniegas en latín y maldices el tiempo que perdiste buscando el vado para al final acabar igualmente empapado. Sigues corriendo, cansado, pero por lo menos así mantendrás el calor. La siguiente baliza no está lejos, pero hay que volver a subir. Cuando llevas dos horas subiendo y bajando montaña, eso tan sencillo ya no lo parece tanto.
Y encima allí tenemos una de las pruebas. Por supuesto no queremos perdernos ninguna. Coges una bici y vas lanzado para hacer el recorrido a tiempo sin resbalar en una curva y salir volando. O con un arco disparas un par de flechas con un arco, de las cuales te aseguro que alguna se irá a tomar por saco. O un apasionante rapel al que te lanzas diciendo siempre lo mismo… “joder que alto está esto”.
Por fin llegas a la meta, con más o menos balizas encontradas, destrozado… embarrado a veces, sudado y entumecido si te ha tocado mojarte, pero con una maravillosa sensación de haber llegado al final y lleno de orgullo. Claro… que seguramente aun te quedan unas etapas más que hacer. Bueno tienes dos horas para comer y descansar y luego a volver a empezar. No importa… ya estamos adquiriendo experiencia, por lo menos sabemos lo que nos espera y… NOS GUSTA.
No importa en qué lugar quedemos, pero hemos disfrutado de la aventura, de los subidones de adrenalina, de la naturaleza, y de la belleza de unos magníficos paisajes. Ya tendremos tiempo en los días siguientes de quejarnos de los dolores de nuestras piernas y de las magulladuras, eso sí mientras preparamos el próximo raid de aventuras al que ya nos hemos enganchado irremediablemente.

LA GRACIOSA, DONDE NO HAY ASFALTO




La isla de La Graciosa. Recuerdo la primera vez que desembarqué en ella. Desde siempre pensé que era simplemente un pedazo de piedra cerca de Lanzarote, hasta que hace pocos años la vi por primera vez desde el Mirador del Río y me dije a mi mismo “joder es más grande de lo que creía”.
La isla pertenece al llamado Archipiélago Chinito junto a los islotes de Montaña Clara, Roque del Este, Roque del Oeste y Alegranza. Es accesible solo por mar ( o por helicóptero, claro está). El viaje en barco se hace realmente placentero.
He estado un par de veces, pero esta vez decidimos darle la vuelta en bici.
Que engañados estábamos al hacer a ojo nuestras mediciones. Queríamos recorrerla por toda la costa, saliendo del pueblo principal, Caleta de Sebo, saliendo en dirección norte y regresando por el sur. Se hace más larga de lo que parece, sobretodo si el calor es tan agobiante como cuando fuimos. Allí no hay sombras donde guarecerse, pero se agradece la brisa que llega fresca desde el mar. Lo verdaderamente maravilloso de la isla es la tranquilidad y la paz que se respira. Allí las prisas desaparecen como desaparece el asfalto de sus calles. La arena lo ocupa casi todo. Sus habitantes se mueven sin prisas, en el puerto se suele ver el pescado secándose para jarear y sus pocos coches, los antiguos Land Rover de cuadrado estilo metálico, lo único que altera el silencio quedo de sus calles.
Salimos el camino que sale bordeando la costa, al poco nos lleva hasta una estupenda y pequeñísima cala, sin nada que envidiar a esos parajes de película a lo que nos tiene acostumbrados la televisión.
La ruta, desértica pero siempre acompañada de cerca por el mar, cruzando arenas, pedregales y llanuras de bajo matorral embruja al viajero, hipnotizando a seguir y seguir, acercarse a cualquier rincón o risco donde parar la bici y bajarse a ver como las olas rompen en las exóticas formas de la piedra volcánica. Y como colofón, no hay mejor premio o recompensa que cuando llegas y descubres la Playa de los Franceses. Si hay suerte y no bate mucho el viento, la playa es idílica. Aguas transparentes de un azul verdoso, poca gente (sobretodo si no es plena época vacacional cuando el turismo, de forma irremediable ocupa hasta los más recónditos lugares del planeta) y arena dorada.
Un baño allí nos refrescó del acuciante calor, para proseguir nuestra ruta de vuelta a Caleta de Sebo, pasando esta vez por un paraje no tan exótico (todos los lugares ocupados por el hombre, por suerte o desgracia, necesitan tirar sus basuras… no hago más comentarios sobre esto). Dejando para otra vez visitar el otro pueblo de la isla, Casas de Pedro Barba y volver a disfrutar del placer de recorrer la isla dando pedales, sin duda, la mejor manera de visitar la isla.

viernes, 23 de noviembre de 2007

LOS 7 LAGOS

La cueva de los 7 Lagos, o de los Lagos, depende de quien la nombre, es un tubo volcánico que llega al mar, y en su recorrido final (al menos donde se ha podido llegar) crea una serie de lagunas algo profundas con marea baja. Como se ve en la foto, hay que romper la tranquilidad del agua para que se vea, pues si no, no se notaría en las fotos.
Hemos recorrido este túnel varias veces (4 en mi caso) y no deja de fascinarme.
La cueva se localiza en el norte de la isla de Lanzarote, a unos 2km de la costa, o sea, que esta es la longitud del recorrido que hay que hacer a pie por su caótico interior. Es muy alta, y sólo en pequeños puntos hay que arrastrase y retorcerse para pasar a la siguiente fase; con lo cual es relativamente fácil desplazarse dentro de ella, pero antes, justo para llegar a su entrada, hay que salvar un desnivel de unos 3 metros de pared vertical, con lo que hay que tener nada de vértigo y algo de fuerza en manos y brazos.
Desde la entrada hasta los lagos, se suceden una serie de subidas y bajadas por derrumbes de piedras, lo que hace que cada trayecto (ida y vuelta) dure unos 40 minutos o una hora... dependiendo del estado físico de la persona.
Una vez que se llega al lago de la foto (el segundo o tercero según quien lo vea) ya hay que mojarse si queremos seguir, mejor con marea baja pues los pasos de galería a galería se ven mejor y la luz que se ha de dejar de referencia para salir es más visible por la abertura de la piedra con la marea en su punto más bajo, que con el pequeño hueco que queda si la marea es alta.
Desde luego, cada vez que pienso en nadar en esas límpidas aguas a oscuras, tan sólo iluminada por la luz de mi linterna frontal, con las sombras de las piedras del fondo haciendo caprichosas figuras, con el agua gélida rodeando mi cuerpo, nadando hasta la siguiente galería... me sigue impresionando y fascinando tanto como la primera vez, y recomiendo a quien pueda y le gusten este tipo de cosas, que la visite.
No se necesita material muy especializado, pero sí un guía que conozca su ubicación y sus "secretos", pues la cueva se cierra a quien no la conoce, creando pasos imposibles de salvar y galerías sin más salida que por donde se ha llegado... aparentemente.
Recomendamos llevar linternas de repuesto, pilas, algo de comida y agua (y por supuesto, llevárselo todo a la salida) no pintar las paredes (como han hecho muchos cafres), algo de abrigo, calzado cómodo y con agarre, escarpines y bañador para quien se atreva a avanzar por las lagunas y ganas de pasar unas 3 horitas bajo tierra.
Hasta la próxima!!

DEMASIADOS "ESQUES Y PEROS"




Tenemos muchas ideas para hacer. Hay a quien pueda parecerles infantiles, hay quien no ve la necesidad de hacerla y hay quien, simplemente, no se atreve porque todo le parecen problemas. En mi cabeza bullen siempre ideas nuevas, pequeñas aventurillas que vienen a la cabeza un día cualquiera, al ver una imagen en la tele, al leer un articulo en una revista, o tan solo dando un paseo a la orilla del mar. Lo malo de esto es que a veces necesitas el apoyo de más gente que comparta esas ideas y que sus quehaceres de la vida diaria no le obliguen a dedicarse a tan solo eso, a sus quehaceres de la vida diaria. Hay que buscar el momento, un rato, unas horas, un par de días cada cierto tiempo para realizar esos pequeños sueños. No todo pueden ser obligaciones. La felicidad esta hecha de pequeños momentos en los que disfrutamos de la multitud de cosas que a todos nos gusta hacer. Tan solo hay que buscar el momento y, por supuesto, decidirse. No podemos cerrarnos en pensar tan solo, es que tengo que limpiar el coche, es que tengo que estar con el niño las “25 horas del día”, es que si mi mujer o marido no me ve cuando llegue a casa se va a preocupar, es que…… demasiados “esques” y “peros”. Daos unos ratos, unas horas, incluso unos días para disfrutar de esas cosas que siempre quisisteis hacer y tu cuerpo, tu estima y tu mente te lo agradecerán.
Eso procuramos hacer nosotros. Cada uno tiene su propia situación, pero no nos dejemos que la situación nos maneje a nosotros… manejémosla nosotros a ella.
Apuntaos a nuestros proyectos… y sugerid los vuestros… y ya sabéis… la aventura es la aventura.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

WANTED

Recibiremos con los brazos abiertos a los que quieran unirse a nosotros en estas aventurillas (bici, senderismo, cuevas, y lo que se tercie). Sólo con dejarnos un comentario por aquí, y podremos quedar para hacerlas juntos. También estamos abiertos a nuevas rutas y aventuras (como ya pone en el texo de El Jable, nuestro lema es "la aventura es la aventura", por lo que hay que estar abiertos a todas las posibilidades).