viernes, 14 de marzo de 2008

UN RAID DE AVENTURAS


Va llegando el día, y la emoción te va embargando, poco a poco, llevándote a ese estado de excitación que está entre el respeto a lo desconocido y las ansias de conocerlo.
Sabes que será duró, que tendrás que llevar tu cuerpo a los límites de tu estado de entrenamiento, pero también sabes que disfrutarás de cada momento, de cada segundo.
Correr, pero no por el simple hecho de hacerlo, sino con un objetivo fijo, encontrar las balizas, usando tus conocimientos sobre cartografía y orientación. Esa baliza que se resiste, que debería estar ahí y no aparece. El tiempo pasa rápido y aun te quedan muchos puntos de control que pasar para por lo menos no acabar con el orgullo herido. De repente, mientras bajas por laderas imposibles… ¡mierda un río! Justo en el momento en que el sol se ha ocultado tras una nube y la temperatura baja considerablemente. Buscas un lugar donde vadearlo y por fin cuando lo has encontrado, ¡zas! resbalas y acabas totalmente empapado. Reniegas en latín y maldices el tiempo que perdiste buscando el vado para al final acabar igualmente empapado. Sigues corriendo, cansado, pero por lo menos así mantendrás el calor. La siguiente baliza no está lejos, pero hay que volver a subir. Cuando llevas dos horas subiendo y bajando montaña, eso tan sencillo ya no lo parece tanto.
Y encima allí tenemos una de las pruebas. Por supuesto no queremos perdernos ninguna. Coges una bici y vas lanzado para hacer el recorrido a tiempo sin resbalar en una curva y salir volando. O con un arco disparas un par de flechas con un arco, de las cuales te aseguro que alguna se irá a tomar por saco. O un apasionante rapel al que te lanzas diciendo siempre lo mismo… “joder que alto está esto”.
Por fin llegas a la meta, con más o menos balizas encontradas, destrozado… embarrado a veces, sudado y entumecido si te ha tocado mojarte, pero con una maravillosa sensación de haber llegado al final y lleno de orgullo. Claro… que seguramente aun te quedan unas etapas más que hacer. Bueno tienes dos horas para comer y descansar y luego a volver a empezar. No importa… ya estamos adquiriendo experiencia, por lo menos sabemos lo que nos espera y… NOS GUSTA.
No importa en qué lugar quedemos, pero hemos disfrutado de la aventura, de los subidones de adrenalina, de la naturaleza, y de la belleza de unos magníficos paisajes. Ya tendremos tiempo en los días siguientes de quejarnos de los dolores de nuestras piernas y de las magulladuras, eso sí mientras preparamos el próximo raid de aventuras al que ya nos hemos enganchado irremediablemente.

1 comentario:

newdani dijo...

Para dar fe de lo intenso de tus aventuras, aquí va un archivo gráfico de una de ellas: http://viajardani.blogspot.com/2008/05/boomerang-orientaventura-2007.html